Oportunidades en Tiempos de Cambio
Por: Hugo Diaz, Director de UFM Acton MBA
En el contexto actual de Guatemala, el emprendimiento se presenta no solo como una respuesta a la necesidad, sino como una vía potencial hacia el progreso económico y social.
Los emprendedores guatemaltecos son reconocidos por su iniciativa y capacidad de adaptación. Muchos inician sus proyectos impulsados por la necesidad, eligiendo sectores como el comercio y la gastronomía, donde el capital inicial requerido es mínimo. Sin embargo, esta dinámica también puede llevar a lo que se denomina “la trampa del autoempleo”. Esta situación no es solo un obstáculo individual; es un síntoma de un sistema que no brinda las herramientas necesarias para que los emprendedores evolucionen hacia modelos más sostenibles y escalables.
La importancia de la capacitación no puede ser subestimada. Aunque hay un interés generalizado por parte de los guatemaltecos en aprender y desarrollarse, la realidad es que la urgencia de sobrevivir y mantener los costos a menudo eclipsa la búsqueda de oportunidades educativas. Invertir tiempo en la formación antes de lanzar un negocio puede ser la diferencia entre el estancamiento y el crecimiento. Es fundamental que tanto el gobierno como el sector privado se unan para facilitar el acceso a programas de capacitación que empoderen a estos emprendedores.
Es importante establecer una disciplina en la medición de resultados y un compromiso con el aprendizaje continuo. La lectura, por ejemplo, puede abrir puertas a nuevas perspectivas y estrategias. Recomendar el libro “El mito del emprendedor” de Michael Gerber es un buen punto de partida para aquellos que buscan salir de la trampa del autoempleo. Es un recordatorio de que el verdadero emprendimiento no es solo la gestión diaria de un negocio, sino la construcción de una estructura que pueda funcionar de manera independiente.
Uno de los puntos más alentadores es el potencial de exportación de servicios. La cercanía de Guatemala a mercados como el estadounidense, ofrece una oportunidad única para que los emprendedores locales se posicionen en sectores de alta demanda, como la implementación de software. Este tipo de servicios no solo son rentables, sino que también permiten la creación de empleos bien remunerados, lo que podría ser un motor significativo para la economía guatemalteca.
Finalmente, es vital reconocer que estamos en un momento crítico. La creciente población activa que entra al mercado laboral presenta tanto un desafío como una oportunidad. Si se aprovechan estas circunstancias, Guatemala podría evitar una tragedia económica y, en su lugar, fomentar un ecosistema empresarial vibrante. Sin embargo, esto requiere un esfuerzo concertado de todos los actores de la sociedad para crear un entorno que favorezca el emprendimiento y la creación de empleo.
En conclusión, el futuro del emprendimiento en Guatemala está lleno de posibilidades, pero también de desafíos. La clave estará en cómo respondemos a estos retos, transformando la necesidad en una oportunidad real y sostenible. Solo así podremos construir un futuro próspero y lleno de esperanza para todos.