Por: Marolen Martínez
No sé tú, pero yo suelo ver una película y encontrar el aprendizaje que esta nos deja; y hoy quiero compartir contigo que me lees sobre la película “Buena suerte, Leo Grande” protagonizada por una de mis actrices favoritas, Emma Thompson, esta vez en el rol de una profesora jubilada de 55 años que nunca ha experimentado un orgasmo…
¿Por qué escribir sobre esta película? Primero he de confesarles que mi grupo cercano de amigas, algunas habían visto la película y en un par de nuestras reuniones la pregunta era “ya vieron Leo Grande” la película está en Netflix, y yo no tengo esa plataforma, entonces mi respuesta siempre era, “no tengo Netflix, no creo verla”; sin embargo, en nuestra reunión de diciembre se acordó que tendríamos un conversatorio sobre la película. La película se estreno en el 2022.
Entonces… busqué crónicas sobre la película y entrevistas a los protagonistas sobre la experiencia vivida y así conocer un poco más la temática de esta; escucharlos fue bastante enriquecedor en cuanto a su experiencia y perspectiva del tema de la película, misma que fue de bajo presupuesto y grabada en 90 días; y pues llegó el día del conversatorio en casa de mi amiga y previo al mismo la vi a velocidad máxima.
Todo este contexto es para llegar a la pregunta ¿por qué es tan importante hablar del placer femenino?
La película me pareció muy interesante, real y necesaria. Una de las primeras películas británicas que se centró en el deseo de las mujeres mayores de 55 años (la protagonista tiene 63 años) de ser dignas de atención. La mayoría de las películas británicas y estadounidenses se centran en la mujer mayor, amargada, envejecida y marchita, pero esta tenía un sabor europeo que mostraba la belleza de una mujer durante todo el proceso de envejecimiento. La película demuestra que las mujeres mayores son sensuales y dignas de placer, pero más importante aún la necesidad de aceptarse, conocerse y descubrirse porque seguramente la mayoría no vivió con su pareja experiencias maravillosas y memorables sexualmente hablando.
Es importante que reconozcamos en mujeres de las generaciones baby boomers, X y quizás hasta Y hemos sido educadas sobre la forma en que la cultura, la sociedad y la religión han moldeado negativamente las relaciones de las mujeres con sus cuerpos y con el concepto de placer.
El que las mujeres tengamos la capacidad de revelar un nivel de vulnerabilidad emocional y física al que no estamos acostumbradas suele ser parte de ese empoderamiento que transforma de manera integral; el empoderamiento no es solo económico o material, este parte de aceptarme a mi misma y de explorarme desde el placer que nos lleva a niveles de autorealización. Muchas mujeres nunca logran estar contentas con su cuerpo y deben trabajar mental y emocionalmente para sentirse plenas.
Por otro lado, el hablar de sexo, a muchas hasta les da pena. Tanto del absurdo como de las complejidades del placer femenino. No puedo tener un orgasmo así nada más. Necesito tiempo. Necesito cariño. No puedes ir corriendo al clítoris y darle golpecitos y esperar que eso sea suficiente para lograr el objetivo. Eso no va a funcionar y muchos hombres no lo entienden, no lo aprenden, porque no somos capaces de manejar una comunicación asertiva y honesta con la pareja. Me atrevo a pensar que muchos hombres piensan: ‘si toco este botoncito, la mujer va a estallar como una explosión de fuegos artificiales y será maravilloso.
Cuantas mujeres llegan a sentir que su juventud está perdida y se dan cuenta del tipo de desarrollo sexual orgánico y natural que podrían haber tenido, de no haber vivido como lo han hecho, quizás por miedo, por paradigmas socioculturales, entre otros. También hay una sensación de cosquilleo no solo por lo que podrían haber sido, sino por lo que podría ser a partir de ese apasionante despertar.
Esta es una verdad que pocas veces se habla, creo tristemente que este tipo de películas acerca de la sexualidad femenina y más aún sobre la sexualidad de mujeres mayores son poco valoradas, por lo cual no son comerciales, por lo que para mí es una película sobre nuestra propia experiencia de valor propio y nuestra experiencia, nuestros cuerpos y cuánta vergüenza nos hemos creído. Acerca de cómo se supone que debemos usar nuestro cuerpo y para qué es nuestro cuerpo; y el sexo es solo una pequeña parte de todo esto.
Es básicamente, desde mi perspectiva, el sentimiento abrumador de vergüenza que todos tenemos de que no somos lo suficientemente buenos, no nos vemos lo suficientemente bien, bellas, hermosas y que nuestros cuerpos están ahí para el placer de alguien más y no el nuestro directamente.
Si tu no has visto la película, te la recomiendo y confío que te permita, aunque sea por un segundo cuestionarte si es que eso es lo más importante sobre nuestros cuerpos y quiénes somos realmente. No dudo que ha habido mujeres que se sienten reflejadas o se sentirán reflejadas al ver la película y si pueden verla con su pareja, mejor aún, porque para que una relación de pareja sea exitosa en toda la extensión de la palabra, una honesta comunicación sexual se hace necesaria.
Además, debo mencionar que nos inspira a que seamos capaces de tener algo de compasión y empatía con otras personas, pues las diferencias emocionales no sabemos desde dónde parten.
Vernos a nosotras mismas, así de únicas, nos confronta y empodera al sentirnos cómodas y sin prejuicios. Muchas veces nos convencemos de que no será fácil, pero el darnos permiso para alcanzar el propósito que deseamos y anhelamos nos hará recorrer el camino desde el amor propio y esto engrandece lo que viene a ser una relación de pareja.
Esta película fue escrita por una mujer, dirigida por una mujer y protagonizada por una mujer ganadora de dos premios de la academia, esto nos quiere decir que hoy más que nunca se hace necesario que debemos darnos permiso de hablar de esos temas que eran prohibidos cuando éramos niñas y por ende a muchas las ha llevado a la frustración o amargura, a no creer en lo lindo que se puede vivir y disfrutar en pareja.
Aprendamos a despojarnos de esos juicios que no son positivos en nuestra vida, sin duda alguna para muchas es un reto, un tremendo desafío. Es muy difícil para una mujer incluso que sepa lo que realmente quiere. Hemos sido criadas en pensar cómo complacer a otras personas y cómo cuidar a otras personas. ¿Qué es lo que tu realmente quieres, que te importa? Es algo a lo que le hemos dado muy poco valor.
Incluso la idea de tomarnos el tiempo para descubrir lo que uno quiere es algo enorme. Sin duda alguna, hay deseos secretos en las mujeres que ni siquiera saben cómo expresarse, ni siquiera saben lo que les falta; y acá no es solo tema femenino, los seres humanos hoy no saben qué quieren, qué los hace felices. Esa clase de insatisfacción en el mundo hace que veamos tantas anomalías humanas, estamos en un tiempo donde creemos que supuestamente debemos tener cierto tipo de vida y quizás nunca nos hemos cuestionado ni pensado al respecto. Se supone que uno debe saber lo que a uno le gusta; sin embargo, cambiamos y nos movemos todo el tiempo por lo que no reflexionamos y apreciamos lo que realmente deseamos.
Mis dos primeros libros fueron novelas románticas, creo fielmente en el amor, en la relación de pareja, el romance divertido, aventurero y apasionado, pero sobre todo estoy convencida de la importancia del amor propio, porque nadie puede dar lo que no tiene y si yo como mujer no me acepto tal cual soy y me amo a plenitud no podría darlo en una relación amorosa. Reitero la importancia del empoderamiento emocional para entonces alcanzar la plenitud y realización.
Como en ocasiones anteriores te pregunto ¿vives a plenitud en todas las áreas de tu vida? La respuesta solo te la puedes dar tú, mírate frente al espejo y respóndete con amor, compasión y ternura. ¡Eres una mujer maravillosa y única! Vive con decisiones basada en el amor para vivir encuentros que te lleven a vivir tus kilómetros de pasión.