Iniciativas para empoderar a las mujeres rurales de Guatemala ante el cambio climático
Las mujeres son uno de los grupos que más iniciativa tienen para combatir los efectos del cambio climático, aunque muchas veces carecen de los recursos y herramientas para hacerlo.
El desarrollo de una agricultura sostenible es esencial en la lucha contra el calentamiento global. Las prácticas extractivistas degradan los suelos y los dejan indefensos frente a inundaciones o sequías. Las mujeres están en el frente proponiendo soluciones necesarias en las comunidades para avanzar en la acción climática de manera inclusiva.
De acuerdo con las Naciones Unidas, ellas son las primeras en adoptar muchas de las nuevas técnicas agrícolas, las primeras en responder a las crisis, las promotoras de la energía verde y las responsables de la toma de decisiones en el ámbito doméstico, por lo tanto, su visión y las soluciones que ofrecen son de incalculable valor para gestionar mejor el clima y sus riesgos.
La ONU reconoció a las mujeres indígenas como depositarias de conocimientos tradicionales clave para diseñar políticas resilientes al clima y observó que, para preservar y aplicar estos saberes, se debe empoderar a estas mujeres de modo que compartan sus conocimientos a través de enfoques culturalmente respetuosos e inclusivos, pero ¿qué posibilidades tienen las mujeres guatemaltecas para participar en las acciones climáticas?
Mujeres rurales en Guatemala
La serie Informes/país, una propuesta de la Coalición Internacional por el Acceso a la Tierra (ILC) de América Latina y el Caribe ofrece un panorama de la crítica situación en la que se encuentran las mujeres rurales guatemaltecas.
De acuerdo a este informe, apenas el 15 % de las tierras agrícolas del país se encuentra en manos de las mujeres. Además, según lo relevado, hay un 57 % de mujeres que hacen un trabajo invisibilizado, pues sus quehaceres diarios solo sirven para “ayudar” a completar la tarea diaria del padre, marido o hermano y ellas no reciben un salario de manera directa.
En el caso de las madres solteras y viudas, quienes son en su mayoría las que aparecen como trabajadoras titulares, el nivel de sobreexplotación es más fuerte que el de los hombres. La investigación muestra que el 97 % recibe un salario inferior al mínimo legal.
Esperanza Caal Choc, una mujer de la comunidad maya q’echí, entrevistada en el informe contó: “Mi padre nos reunió a los cuatro hermanos y entregó todas las tierras solo a los hijos varones […] Yo le pregunté a mi mamá de esa decisión. Ella me dijo: “Es la decisión de tu papá y tenemos que aceptar”. […] Yo le pregunté a mi papá y me respondió: “Tus hermanos son varones. Ellos van a poder trabajar la tierra. Ustedes son mujercitas, no necesitan tierra.”
Iniciativas para empoderar a las mujeres rurales
Pro Mujer apoya a siete cooperativas agrícolas de Chimaltenango y Chiquimula, departamentos de Guatemala, con el proyecto “Transformando la Empresarialidad de la Agricultura Regenerativa” (TRAE, por sus siglas en inglés). Este consiste en brindar acompañamiento, mentoría y acceso a capital a cooperativas productoras de café, cacao, maíz, arroz, papas; así como de textiles y productos hechos a mano, de modo que puedan evaluar y mejorar sus políticas de inclusión y sustentabilidad.
El proyecto se realiza junto con aliados estratégicos locales, como Wakami y la consultora Dalberg. Como parte del programa, hasta ahora se brindaron 7 talleres presenciales para cada una de las 7 cooperativas. Un total de 107 personas fueron capacitadas en temas relacionados con el emprendimiento, como liderazgo, gestión financiera y alfabetización digital; y en temas técnicos agrícolas como transformación del café, huertos para autoconsumo, recolección de agua de lluvia, aprovechamiento de la gallinaza y gestión de residuos, entre otros.
Además, el año pasado, Pro Mujer y Wakami, junto con MEDA, líder en gestión de proyectos de cooperación internacional en todo el mundo, comenzaron el programa: “Empoderamiento de la Mujer para Centroamérica” (WE4CA). Este está dirigido específicamente a mujeres que viven en áreas rurales de Guatemala y trabajan en los sectores de manufactura y agricultura regenerativa, con foco en el cultivo de café.
Hasta ahora, WE4CA ha logrado acercarse a su propósito y transformar la realidad de las mujeres y familias guatemaltecas al impactar en diversos frentes: 353 mujeres participaron en foros locales relacionados con los pilares del proyecto; 251 mujeres adquirieron información pertinente sobre salud sexual y reproductiva; 271 mujeres se capacitaron en la prevención de violencias basadas en género.
El empoderamiento de las mujeres rurales no solo es una cuestión de justicia social, sino también una estrategia crucial en la lucha contra el cambio climático. Las iniciativas de Pro Mujer demuestran que, cuando se brindan las herramientas y el apoyo necesarios, las mujeres pueden liderar la transformación hacia prácticas agrícolas más sostenibles y resilientes.